El retorno de los malditos

15 05 2007

elretornodelosmalditosTítulo original: The Hills Have Eyes II.
Nacionalidad: USA.
Año: 2007.
Duración: 89 min.
Dirección: Martin Weisz.
Guión: Jonathan Craven y Wes Craven; basado en los personajes creados por Wes Craven.
Intérpretes: Michael McMillian (Napoleón), Jessica Stroup (Amber), Jacob Vargas (Crank), Flex Alexander (sargento Jeffrey Millstone), Lee Thompson Young (Delmar), Daniella Alonso (Missy), Eric Edelstein (Spitter), Reshad Strik (Mickey), Ben Crowley (Stump), Michael Bailey Smith (Hades), Derek Mears (Camaleón), David Reynolds (Hansel).
Producción: Wes Craven, Marianne Maddalena y Peter Locke.
Música: Trevor Morris.
Fotografía: Sam McCurdy.
Montaje: Kirk Morri y Sue Blainey.
Diseño de producción: Keith Wilson.

El retorno de los malditos, aunque inteligentemente su título en español no lo avise, es la secuela de Las colinas tienen ojos, remake llevado a cabo en 2006 del original de Wes Craven, que se ha convertido con el tiempo en un clásico del cine de terror de los 70, con el inolvidable Michael Berryman. Quizá por ello, Craven, que se ha encargado junto con su hijo Jonathan del guión de esta segunda parte, ha hecho todo lo posible por que no supere al guión original (que tampoco era ninguna maravilla, por cierto). A decir verdad, difícilmente superará a un guión del telediario.

La cosa trata de una unidad de soldados de la Guardia Nacional que, tras una desastrosa simulación de combate, son enviados a un área ultrasecreta y aparentemente abandonada allá por Nuevo México. Cuando llegan, no encuentran ni a los militares ni a los científicos, así que, cuando oyen un mensaje de socorro por la radio, van a intentar rescatar a los supervivientes. Pero, como no podía ser de otra manera, se van a encontrar con la versión mutante y caníbal de La casa de la pradera, que los espera para masacrarlos a base de bien.

Como tampoco es plan de hacer mucha sangre del tema, porque la peli en sí ya tiene bastante, me centraré en los aciertos de la cinta: dura 89 minutos. Solucionado esto, hay que comentar que todo lo demás es horrible: los monstruos, el gore, los actores, el guión, la dirección, la música… posiblemente, hasta el papel de los lavabos debía rascar lo suyo.

Martin Weisz no se da demasiada maña para crear tensión, a pesar del juego que da la oscuridad y la red de túneles excavados en la montaña, y para dar sustos al personal, subidón de volumen al canto, que ya se sabe que así la gente pega brincos en la butaca, aunque es probable que lo prefiriesen hacer sobre el proyector.

Sería absurdo hablar de las interpretaciones de unos personajes que, en su mayoría están para sufrir el mismo destino que la carne picada, o de unos diálogos que hacen daño a los tímpanos. Incluso la saña y la violencia de varias escenas son incapaces de evitar que uno piense que la gala de Eurovisión era una alternativa más deseable.

Pero en fin, los mutantes de la peli han debido avisar a sus hermanos (chicas mutantes queda claro que no hay en los túneles) para ir a verla, porque en algunas páginas ya dan por hecha una tercera parte anunciada para el 2009. Roguemos porque para entonces ya seamos todos mutantes.

Valoración: pésima.

Ficha en IMDB.

Web oficial.





Apocalypto

13 05 2007

apocalyptoTítulo original: Apocalypto.
Nacionalidad: USA.
Año: 2006.
Duración: 139 min.
Dirección: Mel Gibson.
Guión: Mel Gibson y Farhad Safinia.
Intérpretes: Rudy Youngblood (Garra de Jaguar), Dalia Hernandez (Seven), Jonathan Brewer (Blunted), Raoul Trujillo (Zero Wolf), Gerardo Taracena (Middle Eye), Rodolfo Palacios (Snake Ink), Fernando Hernandez Perez (sumo sacerdote), Maria Isidra Hoil (oráculo).
Producción: Mel Gibson y Bruce Davey.
Música: James Horner.
Fotografía: Dean Semler.
Montaje: John Wright.
Diseño de producción: Tom Sanders.

Tras ver Apocalypto, sigo sin entender las polémicas creadas en torno a lo nuevo de Mel Gibson. Yo soy de la opinión de que no se puede ir al cine buscando una exactitud histórica total, entre otras cosas, porque ni siquiera los expertos se suelen poner de acuerdo en los detalles. ¿Que salen sacrificios humanos en la película? Cierto, pero es que se hacían, según lo que aparece reflejado en el Popol Vuh, libro sagrado maya. ¿Que pintan a ciertos mayas como unos tipos violentos y sádicos? Así es, como también se pinta de esa manera a los conquistadores, a pesar de que no todos fueron así.

Pero lo más importante es que Gibson no está intentando rodar un documental histórico. Apocalypto es, ante todo, una cinta de acción. Ni más ni menos. Garra de Jaguar (Rudy Youngblood) es un cazador cuya esposa (Dalia Hernandez) está embarazada de su segundo hijo. En esto, otros cazadores mayas les atacan, destruyen el poblado y cogen a los supervivientes como prisioneros, aunque Garra de Jaguar ha conseguido poner a salvo a su hijo pequeño y a su mujer. Sin embargo, tendrá que escapar de sus captores para poder volver con su familia.

La peli se divide en tres partes bien diferenciadas. En la primera nos presentan al pacífico poblado de Garra de Jaguar y el «buen rollito» de sus habitantes. En la segunda parte, llegan los malvados mayas (llenos ellos de ornamentos y piercings varios, para que tengan aspecto amenazante) a masacrar y capturar a los primeros. Y en la tercera asistimos a una persecución al más puro estilo Perseguido o Blanco Humano.

No cabe duda de que la acción es frenética y que hay secuencias muy espectaculares, aunque a veces las hazañas físicas de los personajes echan por tierra el realismo que Gibson intenta darle al conjunto. Además, los hermosos parajes naturales le dan mucha plasticidad al invento, y la fotografía tiene momentos magníficos.

Los actores están bien, aunque sus papeles son tan unidimensionales que no parece cosa fácil hacerlo demasiado mal. Y aunque sí se pueden adivinar temas recurrentes de Mel Gibson (los malos pertenecen a civilizaciones más avanzadas, los buenos siempre son granjeros o están en armonía con la naturaleza, el protagonista es un hombre llevado al límite por los malvados…), no merece la pena profundizar en ello, sino tomarse estos 139 minutos como un divertimento de acción más, aunque trasladado a un lugar y época que nos resultan exóticos.

Ah, y para inexactitudes históricas, Braveheart probablemente tenga más. Y nadie se queja.

Valoración: buena.

Ficha en IMDB.

Web oficial en español.





¡Porque lo digo yo!

9 05 2007

porquelodigoyoTítulo original: Because I Said So.
Nacionalidad: USA.
Año: 2006.
Duración: 102 min.
Dirección: Michael Lehmann.
Guión: Karen Leigh Hopkins y Jessie Nelson.
Intérpretes: Diane Keaton (Daphne Wilder), Mandy Moore (Milly), Gabriel Macht (Johnny), Tom Everett Scott (Jason), Lauren Graham (Maggie), Piper Perabo (Mae), Stephen Collins (Joe), Ty Panitz (Lionel), Matt Champagne (Eli), Colin Ferguson (Derek), Tony Hale (Stuart).
Producción: Jessie Nelson y Paul Brooks.
Música: David Kitay.
Fotografía: Julio Macat.
Montaje: Paul Seydor y Troy Takaki.
Diseño de producción: Sharon Seymour.

Hacía tiempo que no sentía tantos deseos de que se acabase una peli. Concretamente, desde que tuve la brillante ocurrencia de tragarme Alone in the dark. Sin llegar a los extremos de los filmes de Uwe Boll, porque en esos no se salva ni el carpintero, no me cabe duda de que este ¡Porque lo digo yo! es la peor película que he visto en lo que va de año, y va a ser difícil que alguien le quite tan honroso puesto.

Daphne Wilder (Diane Keaton) es la típica madre sobreprotectora, que quiere controlar cada aspecto de la vida de sus tres hijas con el fin de que no les pase como a ella, y elijan el hombre correcto con quien compartir el resto de sus vidas. Puesto que Maggie (Lauren Graham) y Mae (Piper Perabo) ya han conocido a sus medias naranjas, sólo le queda Milly (Mandy Moore). Milly tiene problemas con los hombres, porque aunque es dulce, es muy insegura. Daphne, dispuesta a encontrarle a su hombre ideal, pone un anuncio en Internet, y descubre al candidato perfecto, Jason (Tom Everett Scott), aunque el guitarrista que toca en el local, Johnny (Gabriel Macht), también se interesará por Milly, a pesar de que Daphne haga todo lo posible por evitarlo.

Con la excepción del niño autista de Mercury Rising: al rojo vivo, dudo que en la pantalla haya existido un personaje más insoportable que el de Diane Keaton, que haría que el mismísimo Jar Jar Binks se ahorcase. Antes de cinco minutos, las ganas de estrangular a Daphne Wilder son ya irreprimibles, y eso que la cosa acaba de empezar. Diane Keaton parece haberse convertido en la Concha Velasco californiana, ya que parece que le resulta imposible sonreír sin enseñar las dos hileras dentales, lo que la convierte en la candidata ideal para un posible remake de Tiburón. Su interpretación, además, no es que sea sobreactuada, es que es desbocada: más que un director que la guiase, hubiera necesitado un médico que le suministrase barbitúricos. Su vestuario merece comentario aparte, ya que parece sacado de un mal viaje de Ágatha Ruiz de la Prada.

Para la parte que reza «comedia», no se han machacado mucho la sesera, no. Casi todas las escenas supuestamente graciosas consisten en que Diane Keaton lleve una tarta y alguien choque contra ella, o que haga auténticas barbaridades para comprobar cómo sale la cita de Milly, por ejemplo, conducir a lo loco por una autopista para seguir su coche. Lógico y normal, vamos. Como es lógico que tres mujeres discutan con su madre sobre prepucios, o que simulen un orgasmo para explicarle qué se siente. Mira que son liberales cuando quieren estos yanquis. Es más, cómo será el guión de original, que justo después de que Milly diga que no repite mucho la palabra «genial», sale en la siguiente escena diciéndolo cinco veces seguidas. Nadie se lo podría esperar.

La parte «romántica» es incluso peor: desde el principio ya nos dejan claro qué personaje atraerá más a Milly. Uno es un poco estiradillo y tiene mal pronto. El otro tiene un corazón de oro y jamás se enfada. ¿Adivinan cuál de los dos es el ricacho y cuál es el pobre? Por si no quedaba claro, los guionistas ofrecen otra sutil pista: en la casa de uno de ellos, los soufflés le quedan de muerte; en la otra, le salen aplastados. Poesía pura. En cuanto a la relación de Milly con los chicos, tampoco se profundiza demasiado, porque si no, Diane Keaton no podría hacer de loca tanto tiempo, claro.

Mandy Moore está resultona: es muy dulce, y no es la típica talla 34 hollywoodiense, así que cae bien a la primera. Lauren Graham tiene un par de frases, y Piper Perabo parece salir en un par de escenas, aunque por el tiempo que aparece en pantalla, no podría saber si es real o está hecha por ordenador.

Una bazofia completa. Un desastre total. Si ustedes pueden aguantarla, es que son unos extraaaaaaaaaaaaaaaaños.

Valoración: pésima.

Ficha en IMDB.

Web oficial.





La maldición de la flor dorada

5 05 2007

lamaldiciondelaflordoradaTítulo original: Man cheng jin dai huang jin jia.
Nacionalidad: Hong Kong y China.
Año: 2006.
Duración: 114 min.
Dirección: Zhang Yimou.
Guión: Zhang Yimou, Wu Nan y Bian Zhihong; a partir de la obra de Cao Yu.
Intérpretes: Chow Yun-Fat (emperador Ping), Gong Li (emperatriz Fénix), Jay Chou (príncipe Jai), Liu Ye (príncipe Wan), Chen Jin (señora Jiang), Ni Dahong (médico imperial Jiang), Li Man (Chan), Qin Junjie (príncipe Yu).
Producción: Bill Kong y Zhang Weiping.
Música: Shigeru Umebayashi.
Fotografía: Zhao Xiaoding.
Montaje: Cheng Long.
Diseño de producción: Huo Tingxiao.

El chino Zhang Yimou, después del éxito que le reportaron sus producciones épicas más ambiciosas, como Hero o La casa de las dagas voladoras, vuelve a probar suerte con una película de título kilométrico.

En esta ocasión, la acción se sitúa durante el siglo X, en plena dinastía Tang. El emperador Ping (Chow Yun-Fat) regresa tras tres años en el frente junto a su segundo hijo, el príncipe Jai (Jay Chou). Mientras, la emperatriz Fénix (Gong Li) parece aquejada de graves problemas de salud, y borda obsesivamente crisantemos dorados para el festival Chong Yang, hecho que preocupa a su hijastro, el príncipe heredero Wan (Liu Ye). A partir de esa reunión familiar, los más terribles secretos de cada uno irán apareciendo hasta llegar a un punto insalvable.

La maldición de la flor dorada sigue los patrones clásicos de esta clase de cine épico: traición, amor, honor, sacrificio… y alguna que otra pelea espectacular de esas en las que hasta las plantas de palacio parecen saber artes marciales. Lo que pasa que esta vez son bastantes menos las batallas, y la cosa resulta bastante más aburrida que en otras ocasiones.

Llamará la atención en nuestra sociedad el hecho de que los hijos traten a los padres de usted, e incluso hayan de arrodillarse ante su presencia y bajar la mirada, sobre todo en estos tiempos en los que si el hijo no pega a sus padres ya parece un éxito educativo. Así, los personajes se comunican más que con lo que dicen, con lo que se callan, o sea que ya se imaginarán que tampoco va a haber diálogos sobre la royal con queso, o con qué se comen las patatas fritas en Holanda.

Lo que no dejará indiferente a nadie es la espectacularidad de la puesta en escena, con esa atención casi enfermiza al detalle, las grandes multitudes en movimiento, y la asombrosa paleta cromática del palacio y sus alrededores, que humillaría a los mismísimos payasos de Micolor. Todo ello resaltado por infinitos planos generales y travellings varios para que se vea cuán grande es el escenario. Además, por vez primera, creo yo, sale un ninja que no puede pasar desapercibido, porque mira que tiene delito vestirse de negro para entrar en un palacio con más colores que un arco iris.

También hay momentos para las batallas violentas y grandiosas, pero apenas ocupan una fracción del metraje, que se acerca peligrosamente a las dos horas. De todas formas, no es fácil quedarse dormido, ya que Zhang Yimou ha colocado hábilmente cada cinco o diez minutos a un grupo de sirvientes golpeando un molesto gong y gritando. Otra cosa no, pero previsor, un rato largo.

Chow Yun-Fat está bien, al menos en las secuencias en las que puede mostrar alguna emoción, porque en las demás da la impresión de que le faltan horas de sueño. Gong Li tiene que pasarse media peli llorando de forma contenida, y la otra media con ataques espasmódicos, pero está resultona. Y qué demonios, es tan guapa que se le perdona todo.

En suma, una peli que satura a la misma velocidad que entra por los ojos el escote de Gong Li, que es mucha, y se hace muuuuuuuuuuuuy larga y muuuuuuuuuuuuy lenta. Eso sí, para probar los colores de su nueva tele no tiene precio.

Valoración: mala.

Ficha en IMDB.

Web oficial en español.





La fuente de la vida

4 05 2007

lafuentedelavidaTítulo original: The Fountain.
Nacionalidad: USA.
Año: 2006.
Duración: 94 min.
Dirección: Darren Aronofsky.
Guión: Darren Aronofsky, basado en un argumento de Darren Aronofsky y Ari Handel.
Intérpretes: Hugh Jackman (Tomás/Tommy/Tom Creo), Rachel Weisz (Isabel/Izzi Creo), Ellen Burstyn (Dra. Lillian Guzetti), Mark Margolis (padre Ávila), Sean Patrick Thomas (Antonio), Stephen McHattie (Gran Inquisidor Silecio).
Producción: Iain Smith, Eric Watson y Arnon Milchan.
Música: Clint Mansell.
Fotografía: Matthew Libatique.
Montaje: Jay Rabinowitz.
Diseño de producción: James Chinlund.

Según la sinopsis de la IMDB, La fuente de la vida es una historia acerca del «amor, la muerte, la espiritualidad y la fragilidad de nuestra existencia en este mundo». A mí más bien me ha parecido el fruto de una mala digestión de Aronofsky, o quizás de algún mal escarceo con los cigarritos de la risa.

Hay tres tramas en la película, con una diferencia temporal entre ellas de unos 500 años. Allá por el 1500, el conquistador Tomás (Hugh Jackman) intenta llegar a la fuente de la eterna juventud que años después tantos dolores de cabeza le causara a Ponce de León, para ayudar a Isabel I de Castilla, más conocida como Isabel la Católica (Rachel Weisz) a recuperar el control del Reino de España, amenazado por el cruel inquisidor Silecio (Stephen McHattie). En el 2006, el doctor Tom Creo (Hugh Jackman) busca una cura contra los tumores cerebrales, con el fin de salvarle la vida a su novia moribunda Izzy (Rachel Weisz). Y allá por el 2500, Tommy (Hugh Jackman) es una especie de astronauta que hace Tai Chi, y vive junto a un árbol agonizante en una especie de esfera espacial, que se dirige hacia la nebulosa Xibalba, el ultramundo de los mayas. Sí, a mí también me asombra cuando lo releeo.

¿Qué tienen en común las tres historias? Ni jota, oiga. De acuerdo con que, como se repite hasta la saciedad en la peli, «la muerte es un acto de creación», pero no hacía falta emplear tres tramas (que en realidad son la misma) separadas por medio milenio entre ellas para redundar en una idea tan simple. Aunque es cierto que sí eran necesarias para rellenar metraje, que si no, la película duraría menos que Babe el día de San Martín.

Hugh Jackman aparece en cada plano (de nada, chicas), y el tipo lo hace bien, considerando lo que le ha tocado hacer. Que se haya tirado catorce meses para hacer la posición del loto indica dos cosas: una, lo aplicado que es este hombre en la preparación de sus papeles; y dos, lo oxidado que debía de estar hace año y medio. Rachel Weisz no es que lo haga mal, es que sus personajes son nefastos, y si encima de eso añadimos que sus frases suenan a espiritualidad del todo a cien, pues el resultado es el que es. También debería decirle a Aronofsky que no abuse de los planos cortos de su cara, que la chica bizquea un poco, y queda feo en pantalla.

Por educación no voy a entrar en la recreación histórica de Isabel, ni de España, y me abstendré de hacer comentarios sobre el aspecto de la Inquisición Española, que ya cansa. Debe ser que en el resto de países del mundo regalaban flores a los considerados herejes. Baste decir que la documentación se la debió susurrar John Foxe desde Xibalba.

Habrá gente a la que le guste el manierismo de la peli; habrá otra que se asombre con los efectos visuales; e incluso puede haber algún gafapasta que vea una obra maestra en La fuente de la vida. Pero la mayoría veremos una hora y media (al menos en esto Aronofsky ha sido indulgente con el público) de colorines dorados, imágenes barrocas y un vacío muy gordo de historia detrás de todo eso. A este paso, en vez de comprar palomitas en el bar, habrá que comprar hongos alucinógenos.

Valoración: mala.

Ficha en IMDB.

Web oficial.