La maldición de la flor dorada

5 05 2007

lamaldiciondelaflordoradaTítulo original: Man cheng jin dai huang jin jia.
Nacionalidad: Hong Kong y China.
Año: 2006.
Duración: 114 min.
Dirección: Zhang Yimou.
Guión: Zhang Yimou, Wu Nan y Bian Zhihong; a partir de la obra de Cao Yu.
Intérpretes: Chow Yun-Fat (emperador Ping), Gong Li (emperatriz Fénix), Jay Chou (príncipe Jai), Liu Ye (príncipe Wan), Chen Jin (señora Jiang), Ni Dahong (médico imperial Jiang), Li Man (Chan), Qin Junjie (príncipe Yu).
Producción: Bill Kong y Zhang Weiping.
Música: Shigeru Umebayashi.
Fotografía: Zhao Xiaoding.
Montaje: Cheng Long.
Diseño de producción: Huo Tingxiao.

El chino Zhang Yimou, después del éxito que le reportaron sus producciones épicas más ambiciosas, como Hero o La casa de las dagas voladoras, vuelve a probar suerte con una película de título kilométrico.

En esta ocasión, la acción se sitúa durante el siglo X, en plena dinastía Tang. El emperador Ping (Chow Yun-Fat) regresa tras tres años en el frente junto a su segundo hijo, el príncipe Jai (Jay Chou). Mientras, la emperatriz Fénix (Gong Li) parece aquejada de graves problemas de salud, y borda obsesivamente crisantemos dorados para el festival Chong Yang, hecho que preocupa a su hijastro, el príncipe heredero Wan (Liu Ye). A partir de esa reunión familiar, los más terribles secretos de cada uno irán apareciendo hasta llegar a un punto insalvable.

La maldición de la flor dorada sigue los patrones clásicos de esta clase de cine épico: traición, amor, honor, sacrificio… y alguna que otra pelea espectacular de esas en las que hasta las plantas de palacio parecen saber artes marciales. Lo que pasa que esta vez son bastantes menos las batallas, y la cosa resulta bastante más aburrida que en otras ocasiones.

Llamará la atención en nuestra sociedad el hecho de que los hijos traten a los padres de usted, e incluso hayan de arrodillarse ante su presencia y bajar la mirada, sobre todo en estos tiempos en los que si el hijo no pega a sus padres ya parece un éxito educativo. Así, los personajes se comunican más que con lo que dicen, con lo que se callan, o sea que ya se imaginarán que tampoco va a haber diálogos sobre la royal con queso, o con qué se comen las patatas fritas en Holanda.

Lo que no dejará indiferente a nadie es la espectacularidad de la puesta en escena, con esa atención casi enfermiza al detalle, las grandes multitudes en movimiento, y la asombrosa paleta cromática del palacio y sus alrededores, que humillaría a los mismísimos payasos de Micolor. Todo ello resaltado por infinitos planos generales y travellings varios para que se vea cuán grande es el escenario. Además, por vez primera, creo yo, sale un ninja que no puede pasar desapercibido, porque mira que tiene delito vestirse de negro para entrar en un palacio con más colores que un arco iris.

También hay momentos para las batallas violentas y grandiosas, pero apenas ocupan una fracción del metraje, que se acerca peligrosamente a las dos horas. De todas formas, no es fácil quedarse dormido, ya que Zhang Yimou ha colocado hábilmente cada cinco o diez minutos a un grupo de sirvientes golpeando un molesto gong y gritando. Otra cosa no, pero previsor, un rato largo.

Chow Yun-Fat está bien, al menos en las secuencias en las que puede mostrar alguna emoción, porque en las demás da la impresión de que le faltan horas de sueño. Gong Li tiene que pasarse media peli llorando de forma contenida, y la otra media con ataques espasmódicos, pero está resultona. Y qué demonios, es tan guapa que se le perdona todo.

En suma, una peli que satura a la misma velocidad que entra por los ojos el escote de Gong Li, que es mucha, y se hace muuuuuuuuuuuuy larga y muuuuuuuuuuuuy lenta. Eso sí, para probar los colores de su nueva tele no tiene precio.

Valoración: mala.

Ficha en IMDB.

Web oficial en español.


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