Título original: The Darwin Awards.
Nacionalidad: USA.
Año: 2006.
Duración: 93 min.
Dirección: Finn Taylor.
Guión: Finn Taylor.
Intérpretes: Joseph Fiennes (Michael Burrows), Winona Ryder (Siri Taylor), David Arquette (Harvey Whetstone), Chris Penn (Tom Sparrow), Max Perlich (Bob), Brad Hunt (Stan), Tim Blake Nelson (Perp), Richmond Arquette (Sr. Pearlman), Julianna Margulies (Carla), Tom Hollander (Henry), Juliette Lewis (Joleen Whetstone), Nora Dunn (Sra. Pearlman), Lukas Haas (Farley).
Producción: Jane Sindell, Johnny Wow y Jason Blum.
Música: David Kitay.
Fotografía: Hiro Narita.
Montaje: Rick LeCompte.
Diseño de producción: Peter Jamison.
¿Saben ustedes qué es eso de los Darwin Awards? Pues, en pocas palabras, son premios que se conceden a aquellos individuos que tienen muertes o accidentes tan estúpidos, que se considera que están haciéndole un favor a la evolución autoeliminándose ellos mismos, ya que así sus genes no se transmitirán a siguientes generaciones.
Es difícil llegar a hacerse una idea de la estulticia que es necesario alcanzar para poder ser premiado con estos galardones. Por ejemplo, en la película se habla de un hombre con un estupendo despacho en un rascacielos que aseguraba a sus amigos que los cristales de las ventanas eran irrompibles. Y para demostrarlo, se lanzó contra ellos. ¿Se imaginan lo que le pasó? Otro de los nominados (este no sale en la película) fue un granjero polaco que, en una apuesta para dirimir quién era más hombre, se cortó su propia cabeza con una motosierra.
¿Y de qué va la peli entonces? Pues de que Michael Burrows (Joseph Fiennes) es un criminalista obsesionado con estos premios, ya que se dedica a elaborar perfiles psicológicos de los delincuentes. Su problema es que a pesar de su perspicacia, tiene hematofobia, y se desmaya viendo sangre, lo que hará que pierda su empleo. Así que decide probar sus teorías en una compañía de seguros a la que promete ahorrarle varios millones investigando estos accidentes extraños, y en la que tendrá como compañera a Siri Taylor (Winona Ryder).
Lo más llamativo del asunto sin duda son las recreaciones de algunos accidentes, pero al menos el guionista y director Finn Taylor podría haberse molestado en engarzarlos dentro de una trama mínimamente interesante. Simplemente los personajes van pasando de caso en caso sin que en ningún momento llegue a haber un verdadero hilo conductor. Los protagonistas tienen la profundidad de un charco, y tanto diálogos como gags tienen la misma gracia o menos que una tormenta de arena. Aún así, Joseph Fiennes tiene la asombrosa capacidad de hacerlo todavía peor, y Winona… bueno, que yo creo que a día de hoy sigue sin saber de qué va su personaje. Y casi es mejor que permanezca en la ignorancia.
Por lo demás, la historia de amor no es que sea ramplona, es que es absurda: sin saber muy bien cómo, de repente se enamoran, y él pasa de ser apocado y cobardón a un vivalavirgen, mientras que ella pasa de ser una fría máquina eficiente a la chica que conoce el significado del amor. Y todo esto con un omnipresente secundario que está rodando un documental (el director lo muestra de forma sutilísima pintando un encuadre sobre la pantalla, ¡chúpate esa, Welles!).
Quizá alguien se entretenga contemplando las absurdas muertes (yo creo que es casi mejor evitarse el trago de ver la peli e ir a la página web) o con la pléyade de famosetes que aparecen (incluyendo a los Cazadores de mitos y a Metallica, que como actores no lo hacen mucho peor que Fiennes). Pero lo cierto es que poca gente le podrá encontrar interés a semejante bodrio, a riesgo de convertirse en uno de los próximos nominados.
Valoración: pésima.
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