Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto

25 05 2007

piratasdelcaribe2Título original: Pirates of the Caribbean: Dead Man’s Chest.
Nacionalidad: USA.
Año: 2006.
Duración: 150 min.
Dirección: Gore Verbinski.
Guión: Ted Elliott y Terry Rossio; basado en los personajes creados por Ted Elliott, Terry Rossio, Stuart Beattle y Jay Wolpert.
Intérpretes: Johnny Depp (Jack Sparrow), Orlando Bloom (Will Turner), Keira Knightley (Elizabeth Swann), Stellan Skarsgård (Bill), Bill Nighy (Davy Jones), Jack Davenport (Norrington), Kevin R. McNally (Gibbs), Jonathan Pryce (Gobernador Weatherby Swann), Naomie Harris (Tia Dalma), Tom Hollander (Lord Cutler).
Producción: Jerry Bruckheimer.
Música: Hans Zimmer.
Fotografía: Dariusz Wolski.
Montaje: Craig Wood y Stephen Rivkin.
Diseño de producción: Rick Heinrichs.

La segunda parte de Piratas del Caribe, como suele ser habitual en estos blockbusters veraniegos, resulta aún mayor que la primera en medios, en personajes, en efectos, y sobre todo, en el metraje, que se va nada menos que a las dos horas y media.

Todo empieza cuando Lord Cutler (Tom Hollander) detiene a Will Turner (Orlando Bloom) y a su prometida Elizabeth Swann (Keira Knightley) para proponerles un trato: su vida a cambio de la brújula que porta el pirata Jack Sparrow (Johnny Depp). Piensa encontrar así el Cofre del Hombre Muerto para poder controlar al legendario Davy Jones (Bill Nighy) y acabar con todos los piratas del Caribe. Sin embargo, Davy Jones, a bordo de su Holandés Errante, quiere cobrarse una deuda que Sparrow contrajo con él tiempo atrás, lo que también le obligará a encontrar dicho Cofre para saldar dicho pacto.

Es cierto que pasan un montón de cosas en esta segunda entrega, pero 150 minutos son muchos minutos, y el ritmo de la cinta es excesivamente irregular: hay secuencias enteras que no aportan prácticamente nada a la trama, como son todas aquellas que comparten Orlando Bloom y Keira Knightley. Él, con su hieratismo habitual, y ella, con su rostro de cera, difícilmente transmiten verosimilitud a la historia romántica. Si ninguno de los dos tiene encanto por sí solo, no digamos química entre ellos. Como dan la impresión de haberse conocido porque sus padres concertaron su matrimonio cuando eran pequeños, no resulta fácil tragar que estén dispuestos a desafiar mil y un peligros el uno por el otro.

Además, los avances en la trama sólo sirven para engarzar, con no muy buen tino, las escenas de acción. Eso sí, aquí reside el principal valor de la peli: son verdaderamente espectaculares, y están muy bien rodadas, de forma que aunque la complejidad que alcanzan es notable, nadie se perderá durante ellas. Por si acaso, recuerden que Sparrow es el de los amaneramientos, y que los piratas son los que tienen dentaduras podridas y van sucios.

En cuanto a los actores, Depp está bastante contenido en comparación con la primera parte: no se preocupen, aún conserva sus gestos, pero ya no parece una reinona de la noche. Bloom y Knightley son maniquíes, y tanto Jack Davenport como Jonathan Pryce intentan poner dignidad hasta donde sus personajes les dejan. Luego, claro está, la obligatoria nómina de seres humano-crustáceos: Stellan Skarsgård con un (tristemente) corto papel o Bill Nighy, que está viscoso pero sabroso.

Un entretenimiento bien hecho, pero que parece estirar artificialmente la trama para poder ofrecer una tercera parte que, esperemos, esté un poco más equilibrada. Alérgicos al marisco, abstenerse.

Valoración: regular.

Ficha en IMDB.

Web oficial.